lunes, 2 de septiembre de 2013




parece que recién despierto (aunque no)
lo primero que veo es desolación. una extensión de algo menor a la ceniza que no queda. puede ser (a veces quisiera no vivir en el planeta Tierra) después, entre dos parpadeos, un pájaro blanco cruza el cielo como una sombra. mis ojos, si los tengo, se acomodan a la luz. hay un sol delante de mí, pero no me encandila. y de todos modos veo mi propia sombra extendida hacia el sol, como si la chupara en vez de proyectarla. después aparecen algunos colores que no importan, y la sensación de un romance lejos, y también un balcón europeo sobre el cual un hombre ejecuta pensamientos peligrosos. ahora lo hago yo: es probable que muera, me digo. es probable que sufra, me digo. es probable que sangre o eyacule. otras cosas caen por el embudo de mi mente (si es que la tengo): un caballito de madera, un embudo naranja, el color amarillo, un ciego, el bastón de un ciego, el lazarillo de un ciego, los anteojos negros de un ciego, los ojos celestes enfermos del ciego. así camino. el fondo de mi cráneo se va llenando de cosas inservibles: esposas, cumpleaños, regalos, gobiernos. el suelo que piso está agrietado, pero siento que lo estoy viviendo. vivo el suelo que piso y se extiende, viviéndome, hacia un lugar tan lejano como inimaginable, o no. allá lejos se ve en sombras la silueta de una ciudad dudosa.
            y yo creo que prefiero caminar a esa ciudad que vivir la vida que voy haciendo. llegó el viernes con el ocio, la fiebre, música y unos besos que censuro en esta hoja. ella se acerca y me dice:
            -estás ojeroso, deberías dormir más.
            no me conoce. insiste. no hablo.
            es viernes. es ardor.
            otra vez:
            -tenés que dormir.
            -yo duermo- digo.
            no se queda satisfecha. desea mi salud.
pero eso no existe. estoy desnudo, en el baño.
estuve viendo mi testículo.
no me gusta. es ruin, abollado, escaso.
me deprime ver mi cuerpo deprimido.
pasó el viernes. pasó el sábado. pasó el domingo. nada de mi vida cabe en este relato (si es que es un relato). no hay vida. hay ciudad tenebrosa, lejana, inexistente, susceptible de ser conquistada, gobernada y llevada hacia el terror y la destrucción, como cualquier villano de historieta pero triunfal.
estoy vivo y lo lamento. porque éste planeta es algo inferior a la existencia. y esto, de alguna forma, me deja la puerta abierta a cualquier crimen o delirio. ninguna fuerza superior me juzgará; más alto que el cielo, más allá de las estrellas, solo hay un gran y hermoso vacío. las fuerzas terrestres son insignificantes. si me supiera impune, nada me detendría.
el suicidio me volvería impune
como un tronco atravesado en mi garganta
como un tubo de ensayo clavado en mi cerebro
la cara de Medusa incrustada en mi espalda
anhedonia
es la desolación. el cementerio. el desierto
todo bajo el sol omnipresente
la luz que no cesa y miente

adentro es viento. y gente que no conozco gritando como el terror. mujeres sin tetas volando el campo de una chacra cuando la noche. una horda ansiosa por incinerar a un nene, con antorchas y tridentes, y el grito. no hay pasos, sólo huellas que se precipitan hacia el asesinato. con éstas cosas duermo. una máscara y una muñeca. un pecho lleno de agua salada y una espalda llena de alquitrán. en el insomnio, en el trabajo, en el sexo. todo es interior. nada se escapa a la luz. todo es fondo. y todo es calmo.

            todo es calmo. la catástrofe no es un descarrilamiento, o el incendio de una escuela un miércoles a las diez de la mañana. la catástrofe es levantarme, es freír huevos y hacer el amor, es ser conciente de que pienso, que soy capaz de decir lo que pienso, que soy capaz de amar y amar es mi responsabilidad. la tragedia es saber que, inevitablemente soy. y soy yo todo el tiempo en todo lugar. yo con mis manos borrosas, con mis manos húmedas, con mis manos que tocan la niebla. yo con mis piernas torcidas, con las piernas semejantes a termitas, con las piernas que pretenden ser piernas y el corazón que juega a ser sol y es corazón. yo, con el corazón acelerado, el corazón bromeado, el corazón destemplado y robado del tempo. yo con los ojos como simios alucinados, con mis ojos que fingen, con mis ojos tristemente documentados, con ojos llenos de paisajes lunares, ojos hermosos y una espalda que se desvía. yo y mis espalda desviada, mi espalda temible, y voraz, mi espalda cobarde, espalda que demora los saltos, mi espalda que elogia la escasez, mi espalda que deroga fealdad. yo, impuro y humano, con una pija semejante a un cretino, una pija sensata, una pija breve. una pija que contiene el corazón de Werther, una pija matutina, una pija. yo. soy, y no existo. soy contradicción, soy deserción, soy adicción, soy un sumario y un auto abandonado, soy un pájaro cuando me recuerdan, soy una pija, soy una reencarnación de Juan Pérez y fulano. soy las cosas que se pierden de noche. soy un nene que se suicida en un hotel. soy un charco de agua bendita. soy un par de medias olvidado. soy inacción. soy ciencia muerta. soy injusticia, soy una moral de bombacha floja. soy un caballo atravesando el tronco de un árbol. soy cualquier cosa menos yo. soy la digestión. soy la estrella de la violencia. soy una constelación que se ve desde Marte. soy un estúpido. soy un pantalón cagado. soy la mano izquierda de un violador de nenas. soy semejante a tres lunares en el cuello de una mujer invisible. soy algo, para alguien, en algún contexto o lugar.




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