domingo, 15 de septiembre de 2013





ella destruyó mi pierna en varios pedazos. ¿dónde estaba cuando pasó?
            no hay fuente que soporte
            nada cesa ya
            el tiempo parece acompañar la agonía
            pero la agonía es tan lejana que no se siente
            es una especie de conocimiento que se va olvidando con el correr de la noche. la luna alzándose y cayendo de nuevo, llena de insectos. fue la mañana, atada a la cama. fue la merienda. fragmentos de mentiras y secreciones ácidas. un calor que irrumpía entre los dos. ella y sus pájaros. demoraba la noche para sobrevivir. creía, con fe, en su asesinato. había preparado su cuello y su pecho. no sabía, o no recordaba, si sería el cuchillo o la soga, o manos desnudas que reclamaran. estaba aislada, sonreía como una loca. se asemejaba a una abeja pariendo. mi risa la exasperaba, aunque yo no me reía. quería verla desnuda y se negaba. no me dejaba desnudarme.
            simple inmaculado
            sedoso dorso sangre
            el ardor
            semidiós doblegado
            anestesia
            sinestesia
            fauces despiadadas
            lamentarnos nomás
            desdicha desarraigo
            los cinco dedos del fracaso
            la anomalía, amada
            siempre sentiste algo así
            así fue tu niñez
            algo abominable callaba
            la sonrisa escondida
            el margen borroso
            ojos en el miedo
            conocer una música que no es la tuya y comprenderla    como comprende la noche una prostituta
            nada cesa ya
            el descanso es un juego, nada más
            un caparazón aislante. se deja morir. quiere. no. otra forma del suicidio la seduce pero no. es injusto no poder morir. noches así se disponen al llanto, a dejar las manos al costado del cuerpo y predecir el jadeo, los mocos y las lágrimas. prepararse para tomar o fumar, mirar alrededor listo para no encontrar nada, nadie. asumir esa soledad y aliviarla, pero aceptándola. nada importa. ella camina ignorando el borde. es hermosa con sus pies lastimados. el borde es una planicie que se extiende como si fuera externa y la deja a ella, o a mí, en el centro mismo del laberinto borgeano. correr aleja al horizonte. aleja todas las puertas. tal vez hacer un pozo tan profundo que llegue al cielo del otro lado de la Tierra, y elevarse hasta que no haya abajo ni izquierda, y se sienta tan cercana al frío espacial. pero la única tregua es la masturbación o al alcohol. respirar el viento y comprender. dejarse ir con el fracaso e ignorar el resto. porque el resto es ruido.
            cree disfrutar. se confunde. cree que es yo y le pone nombre a sus medias. trae la ternura y la infancia, trae todas las cosas que creíamos perdidas, en mudanzas, en la adultez, en las calles oscuras. tiene un vestido blanco que sabe mancharse. tiene las piernas largas para caminar en la luna. tiene manos que comprende las caricias. tiene labios para ser mordidos. tiene el pelo largo, literario, y sus pasos son del color de su pelo. siente pena en morir y no muere. tiene dientes para reír. una espalda y nalgas. no se sabe dónde empieza ella y termina su sombra. no se sabe donde termina la luz. cree estar más cerca y miente. tiene la capacidad de respirar bajo el agua y la desperdicia. tiene miedo al agua. voy a ahogarla. voy a tocarla con la violencia. voy a aprender de su sangre. adentro tengo instrumentos y fragmentos de cirugías, todo lo necesario para desprender los huesos de los músculos y chuparlos. ella entiende, sabe sangrar (por todos lados). su experiencia anal no discrimina infancias. está abierta desde el cuello a la ingle. empieza su erotismo. la coreografía insana que involucra sábanas y velas, y cosas que leyó en libros de cocina. está loca. mantiene su cuerpo en el fondo. todo es fondo. mantiene su cuerpo en el interior. todo es interior. congelada y fluida como el agua en el viento, como el viento entre los pelos, como la arena y el viento. desembarcando siempre, jamás vista. loca, trastornada, comiéndose sus heces (así quiero verla). una teta afuera, la otra apretada. ojos despertados, sin llave. hace de la prisión una libertad. me rechaza. pronuncia la desnudez con las piernas juntas. domina sus alrededores, extendiéndose como maleza y virus. es vista cuando quiere ser vista. después hace el amor en el pasto, bajo los pájaros. descifra las ramas, el desprecio, las cataratas, los adornos de funeral, las tazas de café. comprende y desprecia la perfección y la genialidad. hay que mirar en sus ojos para ver vestigios del universo perdido. hay que confiar en sus ojos.
avanza en la oscuridad con una silueta de muerte sobre sus hombros. se desconoce, miente, acepta y desprecia. otra vida está lejos ahora. no hay lamentos. sus muñecas, producen arañas de piernas rojas. son el sueño. gritan palabras sobre las hojas de los árboles, se alimentan de vello corporal, de lunares y de granos. puedo sentir su compasión, la mía. su cuerpo tiembla y yo recuerdo el dolor que sintió. lo siento y me humilla. define las mañanas con una sonrisa. calienta el agua, prepara las tazas, bate el café, ofrece.
            -no, gracias- digo.
            -desayunar hace bien.
            acepto. mi debilidad es manifiesta. todavía parece un sueño. el humo del café es raro. hundo la cucharita y revuelvo. el remolido me da vértigo. sus manos, mi pelo acariciado.
            -shhh… ya pasa, hay que tomar y descansar.
            supongo que voy a morir, eso supongo. la suicida es ella. me mira con sus ojos claros. parece drogada, pero sólo está despierta. siembra entre sus pasos. se acerca a la ventana. la abre y huele. entra el viento.
            -vamos a salir hoy. me vas a coger en el bosque.
            se sonríe, con picardía. tiene algo preparado para mí, o para ella. mientras tanto me ducho. lamento todo mi cuerpo. ella también. hace lo cotidiano y parece demencial. conoce sus heridas. con ellas manipula todas las cosas. a la hora de salir no se pone ropa interior. los pájaros, los espera. camina esperando, camina ansiosa. tiene un patíbulo entre las piernas, y promesas. me mira y sonríe. sabe. estoy dispuesto. el bosque se agranda y oscurece. su figura se recorta contra la luz que viene desde arriba. empieza la melancolía. algunas escenas se repiten. la posición no. vino a ser violada. espera llenarse las orejas de ramitas y pasto, y tierra. esta vez no es resignación, es deseo siniestro. me usa, fría. sin alma. no siento nada en sus labios. su vagina se hace más profunda con cada embestida. prefiero lastimarla, pero también se dilata, se ensancha. el vapor que asciende de su entrepierna es raro. me muevo en círculos y me da vértigo. ella me agarra la cabeza.
            -shhh… shhh… tranquilo. acabame.
            me muevo más fuerte, agarrándola del cuello. y el sofá está frío sin su presencia. la sala es grande y vacía. por la ventana la oscuridad niega al mundo o lo adjetiva. le doy un sorbo al vaso y me quema la garganta. escucho sus pasos húmedos en la madera, arriba. la puerta se cierra (o se abre). desaparece. el laberinto empieza.






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