ella destruyó mi pierna en varios pedazos. ¿dónde estaba cuando pasó?
no
hay fuente que soporte
nada
cesa ya
el
tiempo parece acompañar la agonía
pero
la agonía es tan lejana que no se siente
es
una especie de conocimiento que se va olvidando con el correr de la noche. la
luna alzándose y cayendo de nuevo, llena de insectos. fue la mañana, atada a la
cama. fue la merienda. fragmentos de mentiras y secreciones ácidas. un calor
que irrumpía entre los dos. ella y sus pájaros. demoraba la noche para
sobrevivir. creía, con fe, en su asesinato. había preparado su cuello y su
pecho. no sabía, o no recordaba, si sería el cuchillo o la soga, o manos
desnudas que reclamaran. estaba aislada, sonreía como una loca. se asemejaba a
una abeja pariendo. mi risa la exasperaba, aunque yo no me reía. quería verla
desnuda y se negaba. no me dejaba desnudarme.
simple
inmaculado
sedoso
dorso sangre
el
ardor
semidiós
doblegado
anestesia
sinestesia
fauces
despiadadas
lamentarnos
nomás
desdicha
desarraigo
los
cinco dedos del fracaso
la
anomalía, amada
siempre
sentiste algo así
así
fue tu niñez
algo
abominable callaba
la
sonrisa escondida
el
margen borroso
ojos
en el miedo
conocer
una música que no es la tuya y comprenderla como
comprende la noche una prostituta
nada
cesa ya
el
descanso es un juego, nada más
un
caparazón aislante. se deja morir. quiere. no. otra forma del suicidio la
seduce pero no. es injusto no poder morir. noches así se disponen al llanto, a
dejar las manos al costado del cuerpo y predecir el jadeo, los mocos y las
lágrimas. prepararse para tomar o fumar, mirar alrededor listo para no
encontrar nada, nadie. asumir esa soledad y aliviarla, pero aceptándola. nada
importa. ella camina ignorando el borde. es hermosa con sus pies lastimados. el
borde es una planicie que se extiende como si fuera externa y la deja a ella, o
a mí, en el centro mismo del laberinto borgeano. correr aleja al horizonte.
aleja todas las puertas. tal vez hacer un pozo tan profundo que llegue al cielo
del otro lado de la Tierra ,
y elevarse hasta que no haya abajo ni izquierda, y se sienta tan cercana al
frío espacial. pero la única tregua es la masturbación o al alcohol. respirar
el viento y comprender. dejarse ir con el fracaso e ignorar el resto. porque el
resto es ruido.
cree
disfrutar. se confunde. cree que es yo y le pone nombre a sus medias. trae la
ternura y la infancia, trae todas las cosas que creíamos perdidas, en mudanzas,
en la adultez, en las calles oscuras. tiene un vestido blanco que sabe
mancharse. tiene las piernas largas para caminar en la luna. tiene manos que
comprende las caricias. tiene labios para ser mordidos. tiene el pelo largo,
literario, y sus pasos son del color de su pelo. siente pena en morir y no
muere. tiene dientes para reír. una espalda y nalgas. no se sabe dónde empieza
ella y termina su sombra. no se sabe donde termina la luz. cree estar más cerca
y miente. tiene la capacidad de respirar bajo el agua y la desperdicia. tiene
miedo al agua. voy a ahogarla. voy a tocarla con la violencia. voy a aprender
de su sangre. adentro tengo instrumentos y fragmentos de cirugías, todo lo
necesario para desprender los huesos de los músculos y chuparlos. ella
entiende, sabe sangrar (por todos lados). su experiencia anal no discrimina
infancias. está abierta desde el cuello a la ingle. empieza su erotismo. la
coreografía insana que involucra sábanas y velas, y cosas que leyó en libros de
cocina. está loca. mantiene su cuerpo en el fondo. todo es fondo. mantiene su
cuerpo en el interior. todo es interior. congelada y fluida como el agua en el
viento, como el viento entre los pelos, como la arena y el viento. desembarcando
siempre, jamás vista. loca, trastornada, comiéndose sus heces (así quiero
verla). una teta afuera, la otra apretada. ojos despertados, sin llave. hace de
la prisión una libertad. me rechaza. pronuncia la desnudez con las piernas
juntas. domina sus alrededores, extendiéndose como maleza y virus. es vista
cuando quiere ser vista. después hace el amor en el pasto, bajo los pájaros.
descifra las ramas, el desprecio, las cataratas, los adornos de funeral, las
tazas de café. comprende y desprecia la perfección y la genialidad. hay que
mirar en sus ojos para ver vestigios del universo perdido. hay que confiar en
sus ojos.
avanza en la oscuridad con una silueta de
muerte sobre sus hombros. se desconoce, miente, acepta y desprecia. otra vida
está lejos ahora. no hay lamentos. sus muñecas, producen arañas de piernas
rojas. son el sueño. gritan palabras sobre las hojas de los árboles, se
alimentan de vello corporal, de lunares y de granos. puedo sentir su compasión,
la mía. su cuerpo tiembla y yo recuerdo el dolor que sintió. lo siento y me
humilla. define las mañanas con una sonrisa. calienta el agua, prepara las
tazas, bate el café, ofrece.
-no,
gracias- digo.
-desayunar
hace bien.
acepto.
mi debilidad es manifiesta. todavía parece un sueño. el humo del café es raro.
hundo la cucharita y revuelvo. el remolido me da vértigo. sus manos, mi pelo
acariciado.
-shhh…
ya pasa, hay que tomar y descansar.
supongo que voy a morir, eso supongo.
la suicida es ella. me mira con sus ojos claros. parece drogada, pero sólo está
despierta. siembra entre sus pasos. se acerca a la ventana. la abre y huele.
entra el viento.
-vamos
a salir hoy. me vas a coger en el bosque.
se
sonríe, con picardía. tiene algo preparado para mí, o para ella. mientras tanto
me ducho. lamento todo mi cuerpo. ella también. hace lo cotidiano y parece
demencial. conoce sus heridas. con ellas manipula todas las cosas. a la hora de
salir no se pone ropa interior. los pájaros, los espera. camina esperando,
camina ansiosa. tiene un patíbulo entre las piernas, y promesas. me mira y
sonríe. sabe. estoy dispuesto. el bosque se agranda y oscurece. su figura se
recorta contra la luz que viene desde arriba. empieza la melancolía. algunas
escenas se repiten. la posición no. vino a ser violada. espera llenarse las
orejas de ramitas y pasto, y tierra. esta vez no es resignación, es deseo
siniestro. me usa, fría. sin alma. no siento nada en sus labios. su vagina se
hace más profunda con cada embestida. prefiero lastimarla, pero también se
dilata, se ensancha. el vapor que asciende de su entrepierna es raro. me muevo
en círculos y me da vértigo. ella me agarra la cabeza.
-shhh…
shhh… tranquilo. acabame.
me
muevo más fuerte, agarrándola del cuello. y el sofá está frío sin su presencia.
la sala es grande y vacía. por la ventana la oscuridad niega al mundo o lo
adjetiva. le doy un sorbo al vaso y me quema la garganta. escucho sus pasos
húmedos en la madera, arriba. la puerta se cierra (o se abre). desaparece. el
laberinto empieza.
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