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el sueño desaparece en el agua la transparencia efímera garantía de desnudez. el mundo cardumen me somete y mis huevos pierden la virginidad. son rotos y siembran fragmentos de vidrio y polvo blanco para alucinar. algo siempre se ahoga para poder vivir, y miento. todo el tiempo pretendo realizar el mundo, como si fuera una soga alrededor del condenado. arrogancia y ternura. el sueño. que desaparece. retoma el camino del agua. con sus horas encerradas cayendo como piedras, inconcebibles, impotables, de fracaso y ardor. no hay nada más acá. todo es vida desencajada.             no hay nada.             todo es vida.             el corazón de un aljibe. la boca abierta de un aljibe. un aljibe inconciente. las manos heridas de un aljibe. las piernas abiertas de un aljibe. la sequía de un aljibe. la transparencia d...
ella destruyó mi pierna en varios pedazos. ¿dónde estaba cuando pasó?             no hay fuente que soporte             nada cesa ya             el tiempo parece acompañar la agonía             pero la agonía es tan lejana que no se siente             es una especie de conocimiento que se va olvidando con el correr de la noche. la luna alzándose y cayendo de nuevo, llena de insectos. fue la mañana, atada a la cama. fue la merienda. fragmentos de mentiras y secreciones ácidas. un calor que irrumpía entre los dos. ella y sus pájaros. demoraba la noche para sobrevivir. creía, con fe, en su asesinato. había preparado su cuello y su pecho. no sabía, o no recordaba, si sería el cuchillo o la soga, o manos de...
y desembarco en la noche parcial. las ventanas encendidas y el olor a piernas abiertas y penetraciones. hay traición en esas luces. hay el gusto por la demencia. camino sobre charcos de agua. el muelle va quedando atrás y con él el recuerdo de una biografía oceánica que jamás será verdad. la calle me recibe, egoísta y desapegada. es la madrugada unánime, ahora sí. todos sienten la madrugada, aunque pocos la conozcan. enciendo el cigarrillo y camino desatento. cargo con un bolso, un bulto semejante a un cadáver, pero está lleno de muerte. ladridos lejanos, mezclándose con la carrera de los autos que vuelven o escapan. es la lluvia.             encuentro una plaza sin rejas y me siento en un banco a ser linyera por una noche, o más. hay restos de droga y botellas vacías, olor a vómito y pis. dos nenas caminan por la vereda de enfrente y entran en un pasillo. desaparecen. un auto se aleja lentamente, si cierro los ojos el r...
no me pasa nada. no siento nada o siento todo. soy ésta habitación muda. y soy la música que se arrastra compasiva. pero también soy un hombre que escribe sus delirios en una hoja que no es de papel. 
                           -¿qué te pasa?- pregunta.             la sensación es de una sinfonía que pretende demoler iglesias desde adentro de una iglesia. las voces son angelicales y fúnebres, cantan entre lamentos y gloria, bajo el gobierno de las gárgolas y las columnas.             -estos días no tengo muchas ganas de vivir- digo.             con sensaciones así, todos los días se siente como una peregrinación o viaje épico, anterior al tiempo, cuando la necesidad y no la avaricia gobernaba. pero también la espiritualidad y la unión. en esa época sin época, la sinfonía no era sensación sino realidad. ¿habrá sido real, o es sólo un sueño de mi alma? ¿existió alguna vez un lugar, un tiempo así; habré existido yo en ese tiempo? ¿habré sido...
cuánta ternura inacabada estuve escupiendo sangre sobre el mármol el cuerpo parece abandonarme una vez cada tanto tomarse vacaciones desconectarse de mí hacer de cuenta que su fantasma se fugó en un barco de madrugada entonces             se instala en mi cráneo             éste paño azul marino como un velo deshilachado que recubre al mundo y los pasos son errantes y sin propósitos lo que veo es una baba que congela la humedad en las paredes y hace una imitación del sueño y abre la mente como Moisés y las piernas se abren como el mar y la penetración es caliente y genuina             erotismo morboso             en la noche de las memorias frías             yace cadáver y finge se delata y decae ...
aparecía una luna bajo la cama el susurro de un temor resbalando entre los dientes mordiendo el vino entre las horas se simplifica la espera y se aprecia la caída de la eternidad entre las piernas. el sudor protector, la borra, el cansancio, los movimientos breves, pesados, buscando la desesperación más calma. se abre la boca, el humo emerge en la silueta de una fuga. la cabeza imita a la muerte, se deja estar fuera del cuello. comprende los espacios y los asimila, emancipada. camino sobre las huellas del que fue sombra y reconozco. inauguro la oscuridad. los contornos enloquecen. el camino es sinuoso y se deja sentir en el aire. el aire es ligero, proviene de arriba, de la madera, de la piel risueña, de la mañana asesina, de los puentes increíbles, de las caricias de los helicópteros, del sismo, de la venganza adolescente, de las nalgas que se estrujan entre las manos del cliente, de las sábanas abolidas, de los labios que bautizan, de las manos imaginadas, de las c...
soy la lengua de un borracho en el cuello de ella. se me escapa. vuelvo a acercarme. se vuelva a escapar. pero la pared está cerca y no tiene adónde ir. se arrincona, pegada a la pared, estirada en la cama. no quiere que la toque a juega a que no la toque. no hay diferencia, la tocaré igual. la abrazo por la cintura, apretándome contra sus nalgas. aun estamos vestidos. intento subirle la falda. la beso en el cuello, con la lengua. huelo su cuello. siento un ciervo atravesando mi garganta. me renuncia. le digo que se ponga la blusa y salimos. le agarro la mano para caminar por el parque. sé que ella no ve lo mismo que yo. ella no quiere morir. hay un árbol viejo que parece caer todo el tiempo. no sentamos a la sombra del árbol. sus piernas salen de la pollera y se estiran sobre el pasto. mira hacia arriba, las ramas del árbol enorme que forman una trama confusa de sombras y cosas verdes. a lo lejos se escucha un estruendo, un ruido de la ciudad que espanta a los pájaros que sal...
parece que recién despierto (aunque no) lo primero que veo es desolación. una extensión de algo menor a la ceniza que no queda. puede ser (a veces quisiera no vivir en el planeta Tierra) después, entre dos parpadeos, un pájaro blanco cruza el cielo como una sombra. mis ojos, si los tengo, se acomodan a la luz. hay un sol delante de mí, pero no me encandila. y de todos modos veo mi propia sombra extendida hacia el sol, como si la chupara en vez de proyectarla. después aparecen algunos colores que no importan, y la sensación de un romance lejos, y también un balcón europeo sobre el cual un hombre ejecuta pensamientos peligrosos. ahora lo hago yo: es probable que muera, me digo. es probable que sufra, me digo. es probable que sangre o eyacule. otras cosas caen por el embudo de mi mente (si es que la tengo): un caballito de madera, un embudo naranja, el color amarillo, un ciego, el bastón de un ciego, el lazarillo de un ciego, los anteojos negros de un ciego, los ojos celestes enf...
al final de la bayoneta siempre crea ángeles sin cerebro sosteniendo la una de la fila la fila que lleva hasta la hija paralítica de dios no tengo preservativo como ser la mísera mota de polvo que resuena bajo mi mirada de aguerrido sinfín no entiendo cómo poder música crea esta franja que se desvanece sin mirar a los costados de cada cuadra el banco profundo de hilera de mujeres en la espera las horas caen creyendo que son salvadas por tus manos tus manos tus manos tus manos rojas tus manos de cocodrilo tus manos de monja tus manos de jamón tus manos anteojos para ver la sierra tus manos simbólicas acariciando los océanos que compuse para vos tus manos simbólicas tus manos feas tus manos bélicas tus manos florecientes tus manos sabiendo que son manos que saben que son manos que saben acariciar como si fueran fauces y manos de colmillos gritando y girando alrededor de cada detalle desencajado del día apreté el gatillo y salí disparado sin comprender qué pasaba a mi alrededor per...